«Octavio Paz escribió que toda imagen “somete a unidad la pluralidad de lo real”. En este libro, Íkaro Valderrama, a través de imágenes que beben de los textos de distintas religiones, hace eso, precisamente: hablar de un mundo cíclico a través de unas criaturas cuyos bordes se desdibujan en el todo. Su poesía está atravesada de pájaros y tigres, de jaguares y cóndores, de falos y ombligos y cantos y silencios que nos remiten al origen, ese lugar sagrado donde nace el verbo». (Piedad Bonnett)